ARISTOCRACIA CRIOLLA EN CHILE.
Durante el siglo XVIII la sociedad colonial chilena adquirió madurez y estabilidad. Las exportaciones de trigo hacia el Perú, el desarrollo minero en los valles del norte chico y el levantamiento de las restricciones al comercio sentaron las bases de una relativa prosperidad económica
Estuvo compuesto por dos elementos: los españoles y los criollos, descendientes éstos de españoles avecindados en el país. El elemento español estuvo sujeto a una constante renovación por la continua llegada de peninsulares.
El sector más influyente de ellos ingresó a la administración colonial, constituyéndose en mediadores entre la metrópolis y la aristocracia local. Una parte importante de la inmigración española estuvo compuesta por vascos, quienes se dedicaron preferentemente a actividades comerciales.
Poseedora de grandes propiedades territoriales y de un inmenso prestigio social, no tardó en establecer alianzas matrimoniales con los recién llegados, integrándolos de esta manera a la clase dirigente.
En la medida en que se consolidó el poder y la riqueza de la nueva aristocracia dieciochesca, ésta buscó resaltar su prestigio social a través de la compra de títulos de nobleza y de órdenes de caballería, así como la creación de mayorazgos. Esta última institución permitió a su fundador heredar un conjunto de bienes muebles e inmuebles a su hijo mayor, los que quedaban vinculados a perpetuidad a la familia, impidiéndose su venta o división. La creación de mayorazgos estaba regulada por las leyes castellanas y requería la autorización real, al igual que la adquisición de títulos de nobleza y de órdenes de caballería, para los que se requería una fuerte suma de dinero.
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